Lo que el Covid se llevó: a propósito del cáncer de colon


En el ámbito quirúrgico, el COVID-19 ha supuesto la detención de toda actividad quirúrgica no urgente y no oncológica, debido a la necesidad de dirigir todos los recursos disponibles a la lucha contra la pandemia. Muchas personas no se han podido operar ni han acudido al médico por miedo o por el colapso sanitario, y esto puede traer consecuencias y un retraso en la detección precoz y tratamiento quirúrgico de enfermedades como el cáncer colorrectal.

 

Ahora que vamos saliendo del shock inicial que supuso la pandemia del Coronavirus, muchas personas pendientes de una visita médica se plantearán el diferir todo lo que no sea urgente al momento en que les dé menos miedo ir a un hospital.

Si bien es cierto que se tiene que utilizar la lógica y el sentido común a la hora de visitar urgencias para no colapsarlas y evitar situaciones de contagio, también sugerimos a que aquellos que tengan algún tipo de síntoma digestivo que les preocupe (haya aparecido estos meses de confinamiento o no) en vez de continuar ignorándolo, soliciten visita con un especialista.

¿Por qué? Porque todavía no estamos saliendo de una, y en el ámbito quirúrgico ya vemos otra serie de problemas en el horizonte ocasionados por un retraso diagnóstico.

En estos dos meses, lo que el COVID-19 se ha llevado es la posibilidad de tener un fácil acceso a los centros médicos. A nivel profesional también ha supuesto que la actividad de endoscopistas y de cirujanos se ha visto postergada.

Según la OMS (1), en Europa se diagnostican aproximadamente 500.000 pacientes con cáncer colorrectal durante el 2019. Esto implica que durante estos dos meses de máximo auge de la pandemia, el diagnóstico de unas 83.000 personas con cáncer colorrectal se ha retrasado por no  acudir al médico por la crisis sanitaria del Coronavirus. Y esta estimación no incluye el tiempo necesario para restaurar la actividad ni ponerse al día con el retraso, por lo que es probable que el número de personas afectadas sea mucho mayor.

El cáncer de colon es el segundo tumor maligno más común en nuestro país considerando ambos sexos. Detectado a tiempo, tiene un índice de supervivencia elevado. El problema es que los síntomas que da en sus etapas iniciales suelen ser bastante inespecíficos.

Antes del COVID-19, diversos estudios (2) detectaron que tener menos de 50 años era uno de los factores de riesgo para un diagnóstico tardío de cáncer de colon o recto. Mientras que el hecho de ser mayor de 50 años, tener historia previa de pólipos o antecedentes de algún familiar afecto de cáncer colorrectal, aumentaba la probabilidad de un diagnóstico en etapas iniciales de la enfermedad.

Una operación en un paciente oncológico no sólo implica tener un quirófano disponible. A veces, dependiendo del paciente, se necesita una cama en UCI. Por no hablar de la imposibilidad de prever complicaciones graves tales como una dehiscencia de sutura o una complicación respiratoria que obligarían a someter al paciente a una segunda intervención, ingresarlo en una unidad de vigilancia intensiva y/o a prolongar su estancia hospitalaria. Todo ello hace que los cirujanos estemos trabajando al 100% para poder realizar nuestro trabajo con garantías de máxima seguridad. No obstante, todo esfuerzo se verá mermado si los pacientes no se diagnostican a tiempo.

Si en este período de confinamiento o anteriormente ha experimentado una alteración en su tránsito intestinal (alternando diarreas con estreñimiento), ha objetivado sangre de color vinoso mezclado con sus heces, ha perdido peso involuntariamente (es decir sin someterse a una dieta) y el apetito o nota un bulto en su abdomen que antes no estaba, no lo dude y solicite visita con su cirujano o médico especialista.

 

1 Spinelli A, Pellino G. COVID-19 pandemic: perspectives on an unfolding crisis [published online ahead of print, 2020 Mar 19]. Br J Surg. 2020;10.1002/bjs.11627. doi:10.1002/bjs.11627

2. Andrew AS, Parker S, Anderson JC, et al. Risk Factors for Diagnosis of Colorectal Cancer at a Late Stage: a Population-Based Study. J Gen Intern Med. 2018;33(12):2100‐2105. doi:10.1007/s11606-018-4648-7

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